lunes, 21 de marzo de 2011

CINCO AÑOS DE TWITTER

Twitter cumple cinco años de vida. Y con él lo hacen todos los tuiteros, aquellos que han estado desde el comienzo y los que somos recientes, ya que la experiencia colectiva de Twitter es algo que debe heredarse. Una buena manera de celebrar este quinto aniversario es tener una clase de la universidad dedicada a Twitter, por qué no, en la que se nos hable de cómo la comunicación en la web 2.0 es horizontal y se trate la inteligencia colectiva.

Twitter cumple cinco años y ha pegado el estirón, se hace notar y está en boca de todo el mundo. Es ese niño que empieza a ser tomado en cuenta por los “adultos” de la comunicación, algunos lo ven como un amigo y otros como la amenaza del futuro para la venta de ejemplares.

El que es fruto de los creadores de Blogger, se cuela en las páginas de los grandes medios y ejerce de contrapoder. ¿Cuándo íbamos nosotros a imaginarnos que existiría un canal informativo instantáneo conformado por el pueblo? ¿Cómo podíamos siquiera soñar con que no fuesen unos medios adscritos a una ideología los únicos en nutrirnos de información? Twitter era la herramienta que la opinión pública venía reclamando para hacerse oír.

Gracias a esta red hemos podido comprender rápidamente que los medios eran alarmistas en el caso de Japón, tanto en el terremoto como en el tema nuclear. Hemos podido charlar con profesionales, contrastar información, acudir a fuentes independientes y se han destapado montajes mediáticos.

Pero, como puntilloso que soy, tiendo a fijarme en todo aquello que la gente pasa por alto en días como este. El tráfico de datos en Twitter no ha parado de crecer de manera exponencial, basta con echarle una ojeada a los datos. Esto conlleva riesgos intrínsecos. Vayamos pues, a aquello en lo que tenemos que ser precavidos.

  1. El poder del rumor: Twitter funciona como una gran telaraña. Alguien mueve un pequeño hilo y tiembla toda la red. Hay dos factores clave en este proceso, uno es el emisor del mensaje (a mayor popularidad y número de seguidores, más cala y más se extiende el mensaje respectivamente); y otro factor es cómo el mensaje mute entre el resto de la comunidad. Y es que un tema no es hashtag de por sí (¿quién le diría a Ana Pastor que, gracias a una entrevista política, iba a ser tema caliente en una red social?), sino que se crea a partir de la acumulación. No olvidemos que el funcionamiento de las etiquetas marcadas con # en Twitter, ha sido obra de los propios tuiteros, así como el uso de la @ para dirigirse a alguien.
  2. La propiedad: Hace poco se publicó un libro realizado a partir de tuits que los egipcios congregados en la plaza Tahrir habían mandado comentando la situación. ¿Quién es el autor de dicho libro? ¿Quién el responsable de lo que en él se dice? ¿Es un ejercicio periodístico o novelesco? Y ya que, nos guste o no, el mundo gira porque el dinero empuja, ¿para quién el dinero de su venta? Y es que lo que decimos en Twitter puede llegar a trascender a una escala que no podíamos imaginar. Un tuit tiene una cortísima vida media de duración, pero algunos persisten y comienzan auténticos movimientos ciudadanos.
  3. ¿La opinión pública?: Hace poco se supo que en las filas del PSOE estaban preocupados por el efecto negativo que la Ley Sinde iba a tener en cuanto a intención de voto. Y es que la iniciativa “nolesvotes”, que pide voto de castigo para PSOE, PP y CiU, había multiplicado adeptos y podían llegar a costarle 500000 votos. Luego se rebajaron las cifras. Y esto genera debate. Uno de los principales problemas que Twitter nos plantea, y del que todos los tuiteros deberíamos ser conscientes, es que genera un grupo de poder. Un grupo constantemente informado y normalmente joven, que comienza a pensar que todo el país piensa de acorde a las corrientes de Internet. Y no es, ni mucho menos, de esta manera. No podemos olvidar que en España, y en gran parte del mundo, la comunidad internauta no representa más que a un mínimo de toda la sociedad. No confundamos pues movimientos tuiteros con movimientos globales, para eso todavía quedan bastantes años, es un proceso que sólo podrá cumplirse cuando una generación deje paso a la siguiente.


Al margen de polémicos tuits individuales, de insultos o temas puntuales, tenemos que estar atentos al desarrollo global de esta red social. Y es que, como antes afirmaba, Twitter es una maravillosa herramienta, pero toda herramienta necesita de buena mano. No vayamos a cercenarnos los dedos.