miércoles, 30 de marzo de 2011

ACOMPAÑANTES INTERNACIONALES CONTRA EL ESTADO COLOMBIANO

En la entrada anterior expuse el problema de los desplazados rurales de Colombia. Ante un panorama tan desolador es difícil ser optimista, pero la esperanza siempre cabe. Y no están solos, hay muchas iniciativas que defienden sus derechos en el panorama internacional. Yo me centraré en la propuesta de la asociación Katío, que es la del acompañamiento internacional.

Primero esclarezcamos la situación actual en la que se encuentran algunas de estas comunidades. Han sido desplazadas forzadamente de sus tierras, echadas a punta de metralleta y fusil por las fuerzas del Estado. El Estado se apodera de esas tierras y las vende a grandes multinacionales para realizar megaproyectos: carreteras (como la panamericana), o plantaciones de monocultivos como la palma africana. Los campesinos se ven obligados a migrar a las ciudades, donde por la falta de trabajo y recursos se convierten en pobres, viviendo en chabolas de barrios periféricos.

Pero por suerte, y sólo como primer paso, gracias a asociaciones como la Comisión Justicia y Paz, algunos han conseguido volver cerca de sus antiguas fincas, viviendo en las llamadas “zonas humanitarias” o en “zonas de biodiversidad”. Ambas son zonas protegidas en las que las comunidades campesinas se encuentran relativamente a salvo del ejército y los paramilitares, protegidos por el derecho internacional y los Derechos Humanos. Explicaré la diferencia entre ambas zonas:

Zonas humanitarias: Son pequeño terrenos que consiguen ser arrebatados a las multinacionales, y que se basan en el Derecho Internacional. Son lugares protegidos con un perímetro vallado, en el cual se colocan carteles advirtiendo de ser zona protegida y que sus habitantes son civiles y no se permite la entrada con armas.



Zonas de biodiversidad: Son especialmente útiles en zonas selváticas y consideradas Reservas de la Biosfera por la UNESCO. La vegetación del lugar ha sido arrasada por la construcción o el cultivo intensivo, y se ha cambiado el curso de ríos. Al ser declarados reservas los campesinos reclaman la violación a los organismo internacionales, que tienen mayor poder de presión sobre el gobierno colombiano. De esta manera a los campesinos sí se les permite regresar y cultivar, ya que se comprometen a ser respetuosos con el medio y a no utilizar pesticidas.

Pero el primer problema es agrupar a estas comunidades de campesinos, ya que sus fincas suelen estar separadas, y cuando se ven obligados a marcharse, e incluso matan a sus líderes, tienen miedo de volver. Aun así los más valientes se organizan con apoyo internacional e intentan volver a sus antiguas tierras, usando estas zonas humanitarias como bases o “lanzaderas”. Desde ahí el siguiente paso será intentar volver a su antigua finca familiar, lo cual es el paso más peligroso, ya que están continuamente vigilados por los paramilitares y el ejército, y son vulnerables en los desplazamientos fuera de las zonas seguras.

Por esa razón surge el acompañamiento internacional, que no es sino la presencia de extranjeros para garantizar la inactividad militar. Lo explicaré sencillamente: una persona extranjera va a la comunidad y acompaña a su líder (el representante) en todos y cada uno de sus desplazamientos, para servir como testigo si le atacasen o como detonante si le pasase algo al propio acompañante. Colombia es un país “democrático”, y depende en gran medida de la inversión exterior, por lo que no le merece la pena enemistarse con otros países. Así, se da orden al ejército y a los paramilitares de no atacar si hay algún extranjero.

Este acompañamiento se da en dos variantes. El que se realiza desde Bogotá y el que se hace en terreno. El que se hace en terreno es el explicado anteriormente, y el que se hace desde Bogotá consiste en visitas periódicas a las comunidades, talleres organizativos, asesoría legal y coordinación de acciones legales.
Para la Comisión de Justicia y Paz, la palabra acompañar es principalmente estar al lado de las víctimas de estos crímenes de Estado, pero conlleva muchas acciones:
  • ·         Respetar sus procesos
  • ·         Denunciar los atropellos a sus derechos
  • ·         Apoyar la organización de las comunidades
  • ·         Participar en sus iniciativas de dignificación y conocimiento internacional
  • ·         Protegiendo sus desplazamientos, que nadie salga solo del área segura
  • ·         Actuar jurídicamente para defenderlos
  • ·         Ofrecer apoyo psicosocial (abogados, psicólogos) dada la tensión de su situación

Si bien esto puede paliar la matanza de los paramilitares, acuden a otros medios para hacer la vida imposible a las comunidades que intentan reinstalarse. Tiran, cómo no, de la lucha económica. Cortan carreteras a la llegada de suministros (tanto de comida como de las herramientas y semillas necesarias para conseguir el autoabastecimiento). Otra de sus medidas es soltar ganado cuando las cosechas ya están crecidas, con lo que consiguen destrozar las aspiraciones de las comunidades de ser autosuficientes, que es uno de los objetivos finales.

Yo, por mi parte y ante la imposibilidad de viajar de momento para ayudar in situ, intento darles voz, que conozcáis la situación en la que viven, que sepáis que están constantemente amenazados de muerte. Una de las medidas que les pueden ayudar son los medios alternativos de información, ¿por qué no el blog, Twitter o Facebook de cada uno de vosotros?

Y si, después de informaros más sobre el tema, os animáis a ir a Colombia como acompañantes internacionales, no dudéis en contactar con la asociación sin ánimo de lucro Katío.
Un saludo, y mucha suerte en esta lucha desarmada y desigual.

lunes, 28 de marzo de 2011

COLOMBIA: LO QUE NO NOS DICEN LOS MEDIOS

No todas las mentiras surgen dando una información falsa. Muchas mentiras son verdades acalladas, y este es el caso que nos ocupa hoy, aunque de piadosas tienen poco. Lo que la prensa generalista nos aporta del panorama internacional suele reducirse a la información más actualizada. Los conflictos que se prolongan van perdiendo protagonismo, miremos a los países árabes, ¿qué oímos hoy de El Baradei, las revueltas egipcias o las tunecinas?

El problema que os quiero mostrar hoy es muy amplio, pero intentaré que esta entrada sea una condensación y a la vez lugar de enlace a otras fuentes. Hoy miramos hacia Colombia. Gracias a la asociación Katío pude acceder al tema, y me facilitaron datos y puntos de referencia. Lo que nos contaron es que Colombia está sumida en una guerra oculta, los núcleos rurales en una situación desesperada, amenazados de muerte por los paramilitares a órdenes del Estado.

En un país en el cual el 25% de la población vive en zonas rurales, la migración a las grandes ciudades no ha cesado. Y es que la situación en el campo es insostenible. Las tierras de los campesinos son arrebatadas por el Estado colombiano, sin ningún tipo de remuneración. Y es que estas tierras casi vírgenes, algunas en plena selva amazónica, son ricas en minerales, petróleo y recursos naturales. Además, algunas de ellas se encuentran en zonas marcadas para la construcción de megaproyectos, como puede ser la carretera panamericana.

El problema de la usurpación de tierras viene de lejos, en el año 1928, (en una Colombia ya independiente), tuvo lugar en Magdalena la que se llamó la “masacre de las bananeras”. Según qué fuentes se consulte la cifra de muertos varía, pero se puede hablar con casi total seguridad de más de 1000 (algunos apuntan a más de 2500), trabajadores de la UFC (United Fruit Company) que se rebelaron contra la empresa por las arduas jornadas de trabajo. Esa masacre perpetrada por las fuerzas del Estado está todavía impune, y el abogado que la investigó, Jorge Gaitán, fue asesinado en el año 1948.

Comenzó posteriormente un periodo de gobierno por turnos entre el Partido Liberal y el Conservador, en el cual surgen las guerrillas de liberación de ideología marxista (las conocidas FARC o el Ejército de Liberación Nacional). En el periodo comprendido entre el año 86 y el año 88 fueron asesinados cuatro candidatos a la presidencia, tres de los cuales venían de un proceso de negociación con las guerrillas. Fueron Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillosa, Carlos Pizarro León Gómez y José Tales Galón, todos de la UP (Unión Patriótica) menos Tales, que era del Partido Liberal.

En el año 91 Gaviria llega al poder, y comienza un periodo de aperturismo económico que favorece la privatización de amplios sectores. Se crea una nueva constitución de corte representativo (en la cual supuestamente todos los ciudadanos se hallan reflejados) que ha sido mutilada posteriormente hasta llegar a un estado que muchas voces califican de inservible.

Con Uribe en el poder desde el año 2000 hasta el 2008, las poblaciones rurales viven un nuevo periodo de violación de los derechos humanos. Según cifras de la propia Fiscalía General de la Nación de Colombia, entre junio de 2005 y diciembre de 2010 hubo 107000 asesinatos, 34467 desaparecidos y más de 70000 desplazamientos forzados. Y estos son datos del propio ejecutivo. La mayoría de estos desplazamientos forzados se deben a la ubicación de las tierras campesinas en lugares donde se planean megaproyectos como sistemas de carreteras, canteras o plantaciones de palma africana para la obtención de biodiésel.

Por un lado el Estado se sirve del ejército para estos desplazamientos, y de la rama más sucia, que son los paramilitares (contra los que el Estado dice ir, pero veremos que de ninguna manera cumple con ello); y por otro lado están las guerrillas de liberación.  Nos encontramos pues en un enfrentamiento abierto en el cual los damnificados son los de siempre: los civiles. Éstos son muchas veces acusados de pertenecer al aparato paramilitar para justificar el asesinato sistemático que no tiene otro fin que el de hacerse con sus tierras, de gran valor económico.

De hecho, familias colombianas asisten perplejas a un fenómeno que se denomina como los “falsos positivos”. Consisten en una estrategia de imagen pública estatal que hace pasar por paramilitares desmovilizados (que dejan las armas y la guerrilla) o que han sido asesinados por el ejército a jóvenes que en realidad nunca lo han sido. Explicaré esto un poco mejor: el estado dice estar contra el aparato paramilitar, para lo cual lleva a cabo las llamadas desmovilizaciones. Las desmovilizaciones consisten en ofrecer ciertos privilegios a aquellos paramilitares que dejen la guerrilla. Así, una vez acuerdan el cese de la violencia, se les hace una foto entregando las armas, y luciendo uniformes guerrilleros. Lo que no se dice es que muchos de estos supuestos desmovilizados son en realidad jóvenes a los cuales se ha ofrecido dinero para hacerse pasar por paramilitares, y así poder inflar las cifras gubernamentales y dar una buena imagen exterior.

Ante esta situación tan tensa, por la cual cientos y miles de jóvenes mueren ya sea en el ejército o en las guerrillas, las mujeres son el colectivo que mayor presión crea. Se declaran contrarias a la violencia y a que sus hijos y maridos ingresen en las listas de la lucha armada, por cualquiera de los bandos. Y el 51% de la población colombiana son mujeres, con lo que su poder de presión es considerable.

Espero haber dado en esta entrada una visión general del conflicto que viven los campesinos colombianos, que se sienten señalados como guerrilleros como excusa para poder arrebatarles sus tierras. Se ven forzados a migrar a las grandes urbes, donde sobreviven en condiciones inhumanas, en zonas periféricas atestadas de chabolas, y sin una tierra que cultivar.

En la próxima entrada hablaré de las soluciones que se promueven desde asociaciones como Katío y la Comisión de Justicia y Paz, en especial el acompañamiento internacional.

Un agradecimiento especial a la asociación Katío por abrirme los ojos al problema, a Rolán por los datos y el aspecto más técnico, a todos los demás por los tan emotivos relatos. Y a Chemi por haberme mostrado el camino.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Agua y Olivera

Esta entrada será breve. Y no porque el tema no sea importante, seguramente es uno de los más importantes del día de hoy, sino porque las palabras no bastarán. Vamos a hablar del agua (y la palabra ya llena la boca y refresca). Hoy llueve.

Esta entrada es importante porque ayer, junto a mis compañeros de Culturaholics y varios amigos, acudimos a Casa de América con motivo del Día del Agua. Se celebraba que el derecho al agua ha sido recientemente catalogado como derecho humano. Y el derecho al agua, como allí se dijo, no es sólo abrir un grifo y que salga un buen chorro, sino que sea limpia y barata. El agua no es accesible si sus propiedades fisicoquímicas no son las adecuadas, ni si los más necesitados de ella no pueden pagarla.

Uno de los datos que más nos sorprendió es que en los países con más dificultades para acceder al agua es donde más caro es el metro cúbico. Y que no podemos relacionar agua con botellas de agua mineral. El agua en los países más necesitados es sinónimo de pura vida.

En ese acto contamos con invitados tan ilustres como Jorge Drexler, Enrique Iglesias (Secretario General Iberoamericano), Soraya Rodríguez (Secretaria de Estado de Colaboración Internacional), o Eduardo Sánchez (presidente de CONGDE e integrante de Ingenieros en Acción). Pero hubo un hombre que, pese a su pequeña talla, resaltó por encima del resto. Estoy hablando de Óscar Olivera.

Óscar Olivera es un exrepresentante sindical boliviano, más concretamente de Cochabamba. Y fue precisamente el que inspiró la película También la Lluvia, de Icíar Bollain. Fue la voz de los trabajadores y clases obreras bolivianas en el año 2000. Fue la cara visible que clamaba contra la privatización de las aguas, odiado por el gobierno y las empresas internacionales y amado por su gente.

Este hombre bajo, de tez morena y voz suave pero firme, fue el que sonó más puro en esa mesa. Fue el que, tras que otros hablasen de los planes internacionales de ayuda y dieran datos millonarios, habló sencilla pero profundamente. Nos llevó de la mano hacia una tierra de gente trabajadora y comprometida, y nos habló de unidad y de poder común. Una de esas personas que hacen creer que los líderes sindicales no tienen por qué ser otros apuntados al cuento político habitual.

El agua, nos dijo, no puede seguir siendo concebida como una propiedad material, ni un derecho exclusivamente humano. Con esa sensibilidad e integración con la naturaleza que suele caracterizar a culturas que no han olvidado la raíz humana, nos hizo ver que el agua es la sangre del mundo. Que el agua, para que podamos avanzar hacia otro tipo de sociedad más respetuosa, debe ser concebida como un ser vivo.

Gracias, Olivera.

P.D.: Hoy llueve.

lunes, 21 de marzo de 2011

CINCO AÑOS DE TWITTER

Twitter cumple cinco años de vida. Y con él lo hacen todos los tuiteros, aquellos que han estado desde el comienzo y los que somos recientes, ya que la experiencia colectiva de Twitter es algo que debe heredarse. Una buena manera de celebrar este quinto aniversario es tener una clase de la universidad dedicada a Twitter, por qué no, en la que se nos hable de cómo la comunicación en la web 2.0 es horizontal y se trate la inteligencia colectiva.

Twitter cumple cinco años y ha pegado el estirón, se hace notar y está en boca de todo el mundo. Es ese niño que empieza a ser tomado en cuenta por los “adultos” de la comunicación, algunos lo ven como un amigo y otros como la amenaza del futuro para la venta de ejemplares.

El que es fruto de los creadores de Blogger, se cuela en las páginas de los grandes medios y ejerce de contrapoder. ¿Cuándo íbamos nosotros a imaginarnos que existiría un canal informativo instantáneo conformado por el pueblo? ¿Cómo podíamos siquiera soñar con que no fuesen unos medios adscritos a una ideología los únicos en nutrirnos de información? Twitter era la herramienta que la opinión pública venía reclamando para hacerse oír.

Gracias a esta red hemos podido comprender rápidamente que los medios eran alarmistas en el caso de Japón, tanto en el terremoto como en el tema nuclear. Hemos podido charlar con profesionales, contrastar información, acudir a fuentes independientes y se han destapado montajes mediáticos.

Pero, como puntilloso que soy, tiendo a fijarme en todo aquello que la gente pasa por alto en días como este. El tráfico de datos en Twitter no ha parado de crecer de manera exponencial, basta con echarle una ojeada a los datos. Esto conlleva riesgos intrínsecos. Vayamos pues, a aquello en lo que tenemos que ser precavidos.

  1. El poder del rumor: Twitter funciona como una gran telaraña. Alguien mueve un pequeño hilo y tiembla toda la red. Hay dos factores clave en este proceso, uno es el emisor del mensaje (a mayor popularidad y número de seguidores, más cala y más se extiende el mensaje respectivamente); y otro factor es cómo el mensaje mute entre el resto de la comunidad. Y es que un tema no es hashtag de por sí (¿quién le diría a Ana Pastor que, gracias a una entrevista política, iba a ser tema caliente en una red social?), sino que se crea a partir de la acumulación. No olvidemos que el funcionamiento de las etiquetas marcadas con # en Twitter, ha sido obra de los propios tuiteros, así como el uso de la @ para dirigirse a alguien.
  2. La propiedad: Hace poco se publicó un libro realizado a partir de tuits que los egipcios congregados en la plaza Tahrir habían mandado comentando la situación. ¿Quién es el autor de dicho libro? ¿Quién el responsable de lo que en él se dice? ¿Es un ejercicio periodístico o novelesco? Y ya que, nos guste o no, el mundo gira porque el dinero empuja, ¿para quién el dinero de su venta? Y es que lo que decimos en Twitter puede llegar a trascender a una escala que no podíamos imaginar. Un tuit tiene una cortísima vida media de duración, pero algunos persisten y comienzan auténticos movimientos ciudadanos.
  3. ¿La opinión pública?: Hace poco se supo que en las filas del PSOE estaban preocupados por el efecto negativo que la Ley Sinde iba a tener en cuanto a intención de voto. Y es que la iniciativa “nolesvotes”, que pide voto de castigo para PSOE, PP y CiU, había multiplicado adeptos y podían llegar a costarle 500000 votos. Luego se rebajaron las cifras. Y esto genera debate. Uno de los principales problemas que Twitter nos plantea, y del que todos los tuiteros deberíamos ser conscientes, es que genera un grupo de poder. Un grupo constantemente informado y normalmente joven, que comienza a pensar que todo el país piensa de acorde a las corrientes de Internet. Y no es, ni mucho menos, de esta manera. No podemos olvidar que en España, y en gran parte del mundo, la comunidad internauta no representa más que a un mínimo de toda la sociedad. No confundamos pues movimientos tuiteros con movimientos globales, para eso todavía quedan bastantes años, es un proceso que sólo podrá cumplirse cuando una generación deje paso a la siguiente.


Al margen de polémicos tuits individuales, de insultos o temas puntuales, tenemos que estar atentos al desarrollo global de esta red social. Y es que, como antes afirmaba, Twitter es una maravillosa herramienta, pero toda herramienta necesita de buena mano. No vayamos a cercenarnos los dedos.

jueves, 17 de marzo de 2011

TWITTERAZZIS

Estamos sobrecargados, sobrecargados de pánico. Parece que, ante la decadencia que sufren muchos medios en la prensa escrita, necesitan tirar de las fear appeals. En las teorías de la comunicación mediática uno de los temas que más me llamó la atención fue precisamente ese. ¿Qué es una fear appeal? Es una llamada al miedo, provocar terror en el espectador para guiar su conducta hacia determinados senderos. Eran, y son, frecuentemente utilizadas en campañas propagandísticas. Son el tipo de frases como "si no nos votas ganará el contrario" o "sin un arma estás desprotegido ante cualquiera".

Pues bien, buscando ahora un extraño interés morboso en el público, los grandes medios colman sus portadas y reportajes con fotos apocalípticas y grandes titulares propios del útimo libro bíblico. Me refiero al tema de Japón. Lo que en realidad ha afectado profundamente sólo al extremo más norteño del país, pasa a generalizarse y todo Japón  aparenta estar desolado. La actitud de los grandes periódicos, y en especial de la TV, ha sido tan alarmista y poco precisa sobre el desastre causado por el terremoto, que muchos de nosotros llegamos a pensar que los japoneses iban a tener que encender hogueras en sus pisos de Tokio de un momento a otro.

De pronto llegó nuestro último gran aliado, Twitter. Y llegó la polémica, que siempre acompaña a la verdad. Y es que los medios tiraban de mentiras piadosas y, sólo para satisfacer nuestra ansia de padecimiento ajeno, nuestro espíritu del morbo, se habían sacado el caos de donde no lo había. Nos contaron relatos de supermercados sin pilas ni agua, de cortes de luz, de tiendas sin reponedores. Y sin embargo lo que nos llegaba directamente de allí era un panormaa totalmente distinto. Gracias a un post de La Arcadia de Urías, que recopilaba algunos de estos tuits, pudimos comprender que, si bien las grandes pantallas de la capital estaban apagadas (que me parece perfecto), la vida en el centro y sur del país era de lo más normal.

También nos enteramos de que la TV intentaba aprovechar el tirón tuitero y usar ese canal de la manera más amarillista posible. Y aquí empezó el follón. Apareció un tuit de Ana Sora en el cual aparentemente demostraba que Antena 3 intentaba resaltar el presunto caos japonés, a lo que Ana respondía que ya le habían hecho esa encerrona en Espejo Público y que de caos nada. Obviamente, todos estos tuiteros muestran que la situación no es de calma absoluta, que la gente está preocupada, que muchos se plantean marchar hacia el sur, pero que no es como nos lo están contando.

Y comenzó el hashtag (etiqueta o palabra para agrupar un tema) #Twitterazzis. La primera persona a que se lo vi mencionar fue Nacho Vigalondo, tuitero habitual, y que usaba la expresión para condenar este tipo de actitudes. Y estoy de acuerdo, ya está bien. Ya está bien de desinformación y descarada manipulación. Lo único que están consiguiendo crear los medios es miedo y desesperación en los familiares de los residentes en Japón. Tanto es así, que algunos de ellos han firmado una carta dirigida a los medios en la cual critican la actuación de la prensa española.

El caso es que todo esto me lleva a tratar el tema de hoy, que no es sino aprender de los errores mediáticos para no hacer lo mismo aquellos que queremos dedicaros a informar. Un periodista hace un contrato de confianza con sus lectores, debe confiar en sus fuentes y ellas en él, y si declaraciones de normalidad se transforman en tremendas exageraciones, ese contrato se rompe. Se ha generado una corriente en Twitter de rechazo al periodismo. Y digo al periodismo y su figura (el periodista) prque la etiqueta #Twitterazzis, que en un primer momento yo creía sólo criticaba a este tipo de utilización malsana por parte de la prensa, ha pasado a la generalización. Y no es justo.

No es justo que pague todo un colectivo. No es que el periodista por naturaleza sea mentiroso y manipulador, es que el panorama se ha poblado de estos especímenes y se hacen llamar periodistas, confundiendo al personal. No culpo a los tuiteros de esta confusión, la culpa es de los medios. De estas grandes empresas de la comunicación que, dirigidas por empresarios sólo interesados por las audiencias y las ventas de ejemplares, convierten a proyectos de periodistas en proyectos de tertulianos. La mayoría de los que llegan a los medios lo hacen con la esperanza de dar una información lo más objetiva posible, de informar, de dar información útil a su público, pero ven estranguladas sus esperanzas por los márgenes empresariales.

Por eso, este post es un llamamiento. Un llamamiento a los periodistas que están trabajando para que no se dejen llevar por las cabezas de la empresa, para que mantengan su ética, para que se ganen la confianza que los tuiteros merecen. Ellos están siendo corresponsales de primicia, respetemos su figura y sus declaraciones, declarando la autoría de las mismas.

Y es también un llamamiento a los tuiteros, para que intentemos ver la luz al final del túnel y no generalicemos sobre el periodismo. Un periodista es siempre ético y profesional, porque de lo contrario no es periodista. Como creo que es extensible a culaquier oficio.
Gracias

martes, 15 de marzo de 2011

DESGRACIADAMENTE, TIENE RAZÓN

Desgraciadamente tiene razón. Tiene razón en muchas cosas. Me refiero al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, que ha expresado su opinión en lo referente a Libia en una entrevista con Ana Pastor para Los desayunos de TVE. En esta entrevista, el presidente iraní a arremetido contra EEUU y Europa. Acusa a occidente del aprovisionamiento de armas a los dictadores de oriente próximo y de haberlos apoyado cuando sus intereses económicos así lo aconsejaban.

Por mucho que nos duela admitirlo, viniendo de una persona tan controvertida y cuestionada legalmente como él, tiene el poder de la razón. Y nosotros, sí, TODOS NOSOTROS somos culpables. Según varias ONG, España vendió armas a Libia de manera ilegal por valor de 6,9 millones de euros; e Intermón Oxfam nos posiciona como los octavos exportadores de armas al África subsahariana. No soy lo que se llame una persona que sienta la bandera precisamente, pero es NUESTRO GOBIERNO, el que hemos elegido nosotros, el que está vendiendo armas y fomentando los conflictos armados. Y eso me hace sentir vergüenza.

Analicemos los aciertos y fallos de la entrevista, no sólo de las declaraciones de Mahmud Ahmadineyad, sino también a su dirección por parte de Ana Pastor.

Estoy leyendo en gran cantidad de medios que la periodista ha puesto contra las cuerdas al presidente de Irán, que le ha hecho recular, que le ha dejado con el culo al aire. ¿Mentiras piadosas? La entrevista no la ha manejado ninguno, porque más que entrevista ha sido un diálogo de sordos. La periodista no ha sabido responder con hechos a las insidiosas acusaciones (ciertas la mayoría, por cierto, ahora las analizaremos) que Ahmadineyad le ha lanzado. Se ha limitado a responder con un "en España los periodistas no solemos contestar preguntas, las hacemos". Se ha lucido.

Si pretendemos ser auténticos profesionales de los medios, dedicarnos a esto y que nuestro trabajo merezca la pena ser leído y tomado en cuenta, aprendamos de los grandes. Aprendamos, por ejemplo, de John Pilger. En una película sobre los secretos de la guerra, Pilger sí que consigue llevar contra las cuerdas a altos cargos estadounidenses. Y lo hace, como debe ser, respaldando sus afirmaciones con documentos. Vemos un ejemplo claro en el minuto dos de este vídeo. Si Ana Pastor acusa al régimen iraní de ejecutar a homosexuales y de practicar lapidaciones tiene que demostrarlo, tiene que cubrirse las espaldas, no basta con argumentar que lo ha dicho Amnistía Internacional, pues lo único que consigue es lo que ha obtenido, acusaciones contra acusaciones.

Pasemos a analizar detenidamente lo que ha dicho Ahmadineyad y veamos sus aciertos y sus fallos:

Aciertos: Ante la pregunta de su posición, de la posición de Irán propiamente hablando, en las revueltas de oriente próximo, ha respondido tirando del pasado. Argumenta que debemos ir a la raíz del asunto para resolver el problema. Y según él la raíz está en que el apoyo de EEUU y Europa a los dictadores de oriente próximo ha restado libertad al pueblo. Ahmadineyad ha acusado a occidente de proveer de armas al régimen de Gadafi y a otros de la zona de oriente próximo, y de ser la puerta de su caudal de dinero. No podemos olvidar la jaima de Gadafi en El Pardo. Qué hipócritas somos, en esa época muchos lo veían como simple extravagancia, qué curioso ese hombre que se viste con chilabas y hace cosas tan raras como llevar una "guardia amazona".

Fallos: Gordos. Clamar por la no intervención en las revueltas, por ejemplo. Podemos comprender su postura, que en verdad no es tan reprochable como parece en un primer momento, pero tras meditarlo vemos que podemos rechazarla. Ahmadineyad razona de la siguiente manera: si la habéis cagado interviniendo cuando no tenías, apoyando a dictadores, dándoles armas...no metáis la mano más, que lo único que vais a hacer es lo que convenga a vuestros intereses. Tienes razón, la hemos cagado. Así de simple. Pero cuando uno enreda el ovillo, si ve punta intenta desenredarlo. Si hemos cometido un error déjanos intentar remediarlo, si nos hemos dado cuenta de que hicimos mal, apoya la decisión de crear una zona de exclusión aérea y de dar respaldo a la revuelta. Comprendemos que puedas pensar que esta actitud sólo responda al cambiar de la vela ante la nueva dirección del viento, pero es mejor que no hacer nada. No es afán paternalista, es humanista.

Otro fallo reseñable ha sido su posición en cuanto a las preguntas de Ana Pastor sobre el encarcelamiento de los líderes de la oposición iraní. Ha tardado poco en responder a acusación con acusación, argumentando que en España metemos en la cárcel a los separatistas. Hombre, metemos a los terroristas, pero no a Laporta. Buena intervención ahí de Ana Pastor diferenciando entre delito real y "delito ideológico" (no existente, por suerte, en España).

Y un último gran fallo, que a la larga, si no lo ha hecho ya, le traerá problemas, ha sido afirmar rotundamente que un país no puede inmiscuirse en los asuntos de otro. Se refería específicamente al intervencionismo occidental en Irán. Su argumento muy sencillo: en mi país se celebran elecciones "libres", lo que pase en el pueblo es lo que el pueblo decida, somos mayorcitos y responsables de nosotros mismo. ¿Se olvida quizá de que vivimos en una sociedad global? ¿Se olvida de que la política nacional influye a escala internacional de una manera totalmente directa? Es una irresponsabilidad política afirmar algo así.

Pero el caso es que la entrevista no ha traspasado el umbral de puro amarillismo político. Ana Pastor, de cuya profesionalidad no dudo, ha realizado una entrevista que no podemos calificar de mala pero sí de simple. Lo que diferencia a Ana Pastor de John Pilger es que Ana pastor es "una periodista", y John Pilger es John Pilger. La una simplemente ejerce de periodista, el otro conforma una identidad propia y significativa y es información ya de por sí.

Ana Pastor podrá ser Trending Topic, pero no ha hecho una entrevista profesional. Esto no pretende ser una acusación, sino una crítica constructiva para todos aquellos que aspiramos a ser comunicadores profesionales.

jueves, 10 de marzo de 2011

DE PIRATAS Y DICCIONARIOS EMPOLVADOS

Esta primera entrada va dedicada, como no podía ser de otra forma, a unos de los temas de los que más se ha hablado últimamente: la Ley Sinde. Pero no a este despropósito de disposición adicional, sino a la cobertura mediática que se ha realizado del caso. Y es que desde que se empezó a dar la vara con aquello de las descargas ilegales allá por 2004, con el puesto ocupado por Carmen Calvo, los medios no han dejado de utilizar expresiones incorrectas.

Como futuros profesionales dedicados a la comunicación, es nuestro deber aprender de los errores y ser capaces de detectarlos de manera inmediata. En lo referente a los derechos de propiedad intelectual y de descarga de contenidos, han demostrado los usuarios de las redes sociales manejar un vocabulario mucho más preciso que los medios en general.

Hasta en los medios menos afines a la criminalización del usuario que descarga contenido no han dejado de errar en sus reportajes y noticias. No hemos podido dejar de asistir, y al menos en mi caso totalmente enfurecido, al uso de términos como 'pirata' o 'descarga ilegal'. Puede que cuando leáis esto penséis: bueno, al fin y al cabo, aunque no estemos de acuerdo con la Ley Sinde, es cierto que lo que descargamos de Megavideo o Fileserve es ilegal, y que tal actuación bien merece el calificativo de 'piratas'.

Hemos dejado que nos digan que cometemos piratería, nos igualan legalmente a las mafias encargadas del top-manta y nos acusan con su dedo mediático. Hemos tenido que asistir impasibles a campañas llamadas 'antipiratería' en los cines, en las que se nos comparaba con delincuentes habituales.

Pues es el momento de decir basta, de dejar las cosas claras, de poner los términos en su sitio y reivindicar un uso del lenguaje que no es decorativo. El lenguaje, el léxico, las palabras que usemos y la forma de expresarlas influyen en la mirada del lector. Por eso voy a explicar brevemente qué es un pirata, la causa por la que al descargarnos contenido de Internet no lo somos, y a desterrar la palabra ilegal de nuestro imaginario.

Para el término pirata lo primero que se nos ocurre es acudir al diccionario de la RAE, que nos define pirata como ese violento hombre barbudo que aborda barcos y saquea cofres. Busquemos pues 'piratería'. 'Piratería': (tercera entrada) Robo o destrucción de los bienes de alguien.

Está claro que los que claman contra nosotros no alegan destrucción de sus bienes, sino robo. ¿Robo? ¿Si me pongo la radio y escucho una casposa canción de Carlos Baute estoy robándole? No claro, a él la radio le paga sus derechos de autor por poner su canción. ¿Y si me compro un disco y lo pongo en mi casa junto a unos amigos? Qué disparate, a quién se le ocurriría acusarme de robo, qué loco, a dónde vas picha brava. ¿Y si pongo el disco en Internet (un disco que he comprado, oiga usted) y utilizando programas P2P, o una red de enlaces, lo comparto con diez, mil, un millón de personas?

Ah, ahí la cosa cambia. Y cambia porque ya no les sale rentable. Porque vender un disco cada cinco consumidores, a más de veinte euros la unidad sí es rentable, pero uno para un millón...Esos mismos que antes se quejaban de que su música no tenía difusión, de que la cultura debería expandirse sin trabas, que se dejaban la piel grabando maquetas en cintas de doble cara para que un productor les dijese, "psché, no está mal, probemos". Esos mismos son los que ahora dicen: eh, nosotros queremos que la cultura se expanda oye, pero a un precio.

¿Término pirata descartado? Podría bastar con eso, pero matemos dos pájaros de un tiro. Y es que un pirata es llamado así porque su descarga es ilegal. ¿Y si no es ilegal? ¿Entonces qué es? ¿Por qué nos no lo dicen El País, El Mundo, ABC, la Razón, Público o cualquier otro medio que tan alegremente hace uso de términos que no comprende? Las páginas de enlaces, y las redes P2P, han sido declaradas legales en España en más que notorias ocasiones. ¿Por qué si un tribunal dice que un estatuto es ilegal o legal acatan sus términos, y si sobre lo que se pronuncia es sobre las descargas gratuitas se hace caso omiso de sus palabras?

Si la descarga es legal, el que descarga es legal. Y los diccionarios se os llenan de polvo.

Por último me gustaría dejar constancia aquí de un último ejemplo de hipocresía industrial. El día once de enero de este año, en la edición impresa de El País, el señor Von Hoyer (director de la distribuidora Altafonte)despotricaba contra los que descargan gratuitamente de Internet en un artículo de Manuel Cuéllar. Sus palabras eran, y cito textualmente: "Hay internautas que podríamos llamar los internautas malos, que argumentan el uso de labarra libre en que no pueden acceder a contenidos determinados de forma legal". ¿Los internautas malos? ¿Qué autoridad moral cree poseer este empresario para descalificar a todo un colectivo de esta manera? Cabe decir que mandé una carta al director a El País expresando mis quejas y, por supuesto, no fue publicada.

Me despido esperando no haberos aburrido y habiendo incentivado el conocer vuestras palabras antes de hablar. Y espero sinceramente que esta verdad os haya gustado, que la prefiráis a cualquier mentira piadosa.